La LOMLOE en muchos de sus puntos hace referencia a la necesidad de promover el trabajo cooperativo en las aulas. Es uno de los principios que recoge en las situaciones de aprendizaje de todas las áreas.
Cuando hablamos de trabajo cooperativo no debemos entenderlo como sentar a un grupo de alumnos juntos que hacen su trabajo de forma individual y cuando lo finalizan ayudan a los que aún no lo han hecho. El trabajo cooperativo hace referencia a un grupo reducido y heterogéneo de alumnos que trabajan juntos para alcanzar unos objetivos comunes o completar una tarea.
La neurociencia nos hace aportaciones muy interesantes sobre esta forma de trabajo. Entre sus beneficios sabemos que activa las neuronas espejo (implicadas en el aprendizaje por imitación) y favorece la secreción de oxitocina, un neurotransmisor que, entre otras cosas, se encarga de desarrollar comportamientos conductuales tan importantes como la confianza, el compromiso y la reducción del extrés (todos ellos favorecedores del aprendizaje en el aula). Ahora bien para que se produzca tanto la activación de las neuronas espejo como la secreción de oxitocina es fundamental que haya un vínculo tanto a nivel de aula como de grupo.
En esta entrada comparto unas dinámicas cooperativas primero de aula y luego de grupo. El procedimiento que recomiendo es empezar desarrollando un vínculo a nivel de aula pero luego también de grupo de trabajo. La última de estas dinámicas consiste en un genially cuya finalidad es que el equipo supere una serie de retos que les llevará a conseguir las funciones (roles) que cada uno asumirá a partir de ese momento. Cuando las tengan es el momento de explicarles en qué consisten, de hablar y decidir quién asumirá cada una y de acordar unas normas de equipo. ¿Y por nuestra parte? No podemos hacer todo este trabajo para luego seguir planteando en el aula actividades individuales, vamos a aprovechar, lo tenemos todo a punto para plantearles actividades cooperativas, aprovechémoslo.
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